lunes, 24 de septiembre de 2007

... para narradores

No basta con librarse de todas las imperfecciones personales de pronunciación. Es necesario aprender a pronunciar, con el objeto de acordar su verdadero valor a palabras y frases. ¡Qué cantidad de defectos de esta índole deben todavía evitarse! La languidez ocasiona un flaco servicio a la prosodia de un autor, el virtuosismo exagerado fatiga al público que escucha con verdadera atención y el aluvión de palabras rápidas, le fastidia e irrita. Es por lo tanto indispensable escucharse uno mismo y refrenar las palabras o acentuarlas.
Fragmento de El arte teatral de Sarah Bernhardt

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta la sección "Sabias Palabras". Gracias. ¡¡Quiero más!!
Cariños y ánimos.
Gabriela Villano