martes, 22 de junio de 2010

Sara Gallardo, una escritora casi desconocida

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Sara Gallardo nace en Buenos Aires en 1931, en el seno de una familia patricia (el naturalista Angel Gallardo era su abuelo). Recorre los espacios de la literatura desde la biblioteca familiar y como corresponsal de revistas o columnista de diarios, sea en compañía de su primer esposo, Luis Pico Estrada, o de su segundo esposo, H. A. Murena. Desde muy joven se inicia en el nomadismo: una mujer errática que se desplaza de Buenos Aires a Europa (1949), América Latina (1960), Medio Oriente (1965), Norte de Argentina (1968), Cataluña y Provenza (1971). Enero es el título de su primera novela, que apareció en 1958, y a la que le siguieron Pantalones azules (1963) y Los galgos, los galgos (1968), con la que ganó el Premio Municipal y logró apartarse de las corrientes literarias del momento para adelantarse una vez más a los gustos de su época. Aunque es casi desconocida por el gran público y olvidada por el canon literario, los escritores de su generación reconocieron su originalidad. Manuel Mujica Lainez señaló en una carta en relación a la novela Eisejuaz (1971): "¡Qué libro extraño y bello has logrado! No imagino cómo se te ocurrió, ni cómo te atreviste a emprenderlo (...). Ojalá la gente comprenda lo valioso de tu texto. Ojalá –como me sucedió a mí– atraviese, deje atrás la sorpresa, la desazón de las primeras páginas y, una vez adaptada a las exigencias de un relato que hubiese perdido notablemente si no hubiera sido redactado así, se interne en la singularidad alucinante del mundo que te adeudamos". Fue una figura de gran influencia en el periodismo y en el mundo literario de los años sesenta y setenta. A través de sus columnas impuso modas y anticipó tendencias. Fue colaboradora de las revistas Primera Plana, Panorama y Confirmado, entre otras, y del diario La Nación.


"Escribir
es un oficio absurdo
y heroico"


"Sara Gallardo, la admirable autora de Los galgos, los galgos, se inventó historias desde la infancia para superar sus vigilias nocturnas pobladas de amenazas. La naturaleza es en sus libros un espejo, que describe con una mirada poética y precisa, como si se retratara. Su vida y su obra estuvieron marcadas por las luces y las sombras, la exaltación y la angustia". Leopoldo Brizuela

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