sábado, 20 de marzo de 2010

A propósito del cuento "Milagro" de Manuel Mujica Lainez

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Ante todo tengo que aclarar algo: yo sí creo en las hadas, duendes, gnomos, druidas, magia. Sobre todo… en la magia de algunos cuentos.

Cuando leí por primera vez este hermosísimo cuento de Manuel Mujica Lainez , sentí algo tan especial , que me es difícil expresarlo con palabras. Hay en él tanta belleza, tanta poesía. Es como un amanecer. El sol con su luz va sacando las sombras de la noche para dejarnos ver todas las imágenes maravillosas que hay en él.
Me enamoré, sí, me enamoré inmediatamente del cuento. Busqué una música de violín para acompañar el cuento en el momento de ser narrado.
A medida que iba narrando el cuento en los ensayos, sentía que en mis compañeras y Juan, afloraba eso que no pierde jamás un narrador, “escuchar con el corazón y ver con los ojos del niño que llevamos dentro”. Y uno tras otro comenzaron a decir: ¡qué dulce, qué lindo, qué hermoso es este cuento”.
Pero no solo es hermoso: hay partes verídicas. Manuel Mujica Lainez, como buen historiador, escribe sobre personajes reales.
San Francisco Solano, misionero franciscano, nació en Montilla (Córdoba- España), en 1549 y murió en Lima (como dice el cuento), en 1610. Catequizó Chile, Panamá, Argentina y especialmente Perú y fue canonizado en 1726.
Y si hablamos de Fray Luis de Bolaños (su más fiel seguidor), no solo existió, sino que sus restos están enterrados en la Iglesia de San Francisco en la esquina de Alsina y Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Están custodiados por un Ángel sentado al pie de su tumba, quizás para que no siga “levitando” (como en el cuento).
“Milagro” es muy hermoso, y ha ganado el lugar de honor que todo cuento aspira a tener; ser el cuento que cierra el espectáculo “La cama china”, un tributo a Mujica Lainez”.
Pero tengo una duda: el lugar de honor, se lo ganó porque está muy bien escrito?
O fue otro…“Milagro” de Solano?
Carmen Blanch

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